viernes, 12 de noviembre de 2010

Genial, llegué aquí y ¿entonces qué?


Ya llegué aquí, a este punto en donde se decide si es mejor seguir igual o cambiar. La razón que me impide continuar es el preguntarme: ¿hacia dónde voy y quién quiero ser?

Lejos de saber la respuesta, tomo mi tiempo, me aparto del ruido de mi rutina y me dispongo a cuestionarme.

Como un breve resumen de mi vida confieso que he pasado por los años disfrutando la aventura de ser yo. Me he complacido y me he entregado a mis pasiones. Cada momento, inclusive los agridulces, han dejado en mí una capa de acero que me ha hecho más fuerte y más resistente. Si mi memoria no me traiciona también me he enamorado del amor media docena de veces. En mi andar encontré seres especiales que representan ese sentimiento y no dudé en disfrutarlo. Aunque para éstos días profundizo si es que hasta ahora siento algo real, pero ese es otro tema.

Cuando nací quizás nadie se imaginaba quién sería yo y un buen día me tocó salir a enfrentar el mundo, le di tres vueltas y lo vencí en la primera sin mucha dificultad logrando lo que deseaba y se me hizo tan fácil. Caí y me puse de pie limpiando mis lágrimas volviendo a sonreír tantas veces que ya ni recuerdo.
¿Quién me pudo detener? Quizás yo misma en algún momento, pero tuve la suerte de que me rodeara gente positiva quienes me sacudían de las malas vibras.

No todo fue esplendor, a pesar de mi característica chispa, aún no he logrado grandes cosas por la humanidad, mi magia se limita a un radio muy corto de distancia, quizás sólo he cambiado lo que me rodea sin darme cuenta. También acepto que hubo desaciertos y distracciones que dieron como resultado una pausa de mis sueños y sólo me he esforzado un 30 por ciento para hacerlos realidad.

Si la respuesta a mi pregunta tuviera que ser contestado antes de que se termine el reloj de arena, debería apresurarme a elaborar un plan de acción para ser “alguien exitoso” (estudios, trabajo, pareja) pero tengo la impresión que sería una mentira.

Respiré profundo y dejé de controlarme hace como media hora, acepté quién soy, una persona especial como todas las demás que corresponden al nombre Karen Abrego como otras cien mil más, y que no hay nada que cambiar, no voy a ningún lado en particular y estoy dispuesta a disfrutar del “ahora”. Nadie me puede decir cuánto me va a durar este paseo así que me dejaré llevar, porque estoy en el lugar y momento justo para que cosas increíbles me sigan pasando, y cuando ya no me toquen más entonces migraré, cero estrés, pero ya estamos hablando de otra vida.

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